Yo sabía bien que ese mismo de todos los años, era la
fantasía del amor. Que una vez más inquietante y presente me abandonaba.
¿Por que el amor me abandonaba?.
Crianzas añejas, que nada tienen que ver con este tiempo
contemporáneo.
Este encierro detrás del vidrio se llama “Paz para los desconsolados”.
Barrio de Palermo, ya son quince los
años de convivencia conmigo misma, el vidrio y el picaflor, las visitas ya ni
las conozco; y lo que es peor olvide porque me trajeron y mucho menos porque yo
decidí quedarme.
Entre velas y sahumerios fui alejándome de Dios. El espíritu
no era ni alma, la paz no era ni felicidad, el odio no era dolor, y yo ni
siquiera era yo.
Entre almanaques de otros años fui armando el tiempo y el
espacio, intercale los meses y las estaciones, prontamente abril y luego si ya
se nuevamente agosto.
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