La luna incandescente, alumbraba mis espacios interiores,
que necesitaban, desesperadamente salir a conectarse
con lo mas intimo
de la noche.
Los vuelos de Minerva yacían apaciguados, por la agonía de la luz diurna.
La misma luz que día, a día sofoca gente en las calles
caminando habeses sin saber a donde ir.
Esos
precisamente son los que prefieren creer en el destino y despreocuparse
de todo tipo de responsabilidad.
La noche suele ser mas cruel,responsabiliza al
pensamiento hacerse cargo de todo lo que acontece.
Estos espacios interiores,estaban llenos de recuerdos y
sentimientos, que en algún momento
abría que replantear.
Las perplejas percepciones suelen, fluir con un solo golpe de sentido.
despertando así, dolorosos y alegres, tiempos vividos.
Una vez acomodado en el espacio que le quede, que
seguro sera el baúl de
las percepciones que acontecen, en un tiempo remoto y trascendental, y luego,
volveremos a dar el salto hacia nuevo vuelos fugases.